En el amarillo está el blanco, el verde, el azul-celeste, el rosa dulzón, el rojo al que todos llaman pasión...
El amarillo tiene el poder de manifestación sincera, de firmeza, de personalidad definida como el silencio. Es como un niño, es como una mujer, es como un espejo nuevo lleno de propuestas.
El amarillo es el color de Dios, de la oración, el color del fruto de la vida.
El silencio es amarillo cuando desplega sus dotes de sabiduría, cuando el alma está en necesidad, es la oportunidad de ofrenda a Dios.
El amarillo y el silencio trascienden las esferas del entendimiento... El silencio es luz, es espacio total, es fuente viva, es fuego purificador, es un privilegio, es victoria.
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