Adelfa Casares sigue preguntándose cómo la ven los demás.
Algunos le han dicho que tiene un carácter de mierda. Si, así mismo. Pero ella no se enfada. No sabe si es verdad o no. Tal vez Adelfa, tiene ese carácter hecho de miedos, formado sin apenas ayuda para saber diferenciar los por qué si, y los por qué no, de la vida.
Es impaciente, también irónica, sobre todo cuando la gente utiliza artilugios verbales infames para escusarse con poca imaginación o para no decir la verdad con naturalidad...
Hay quien le ha preguntado qué es un artilugio verbal infame y ella puso como ejemplo, una frase que decía el protagonista de una novela -lo he matado, dispenseme-
Aquella palabra, adornando a la muerte, asi, sin más, por sorpresa, significaba para Adelfa la infamia total, hasta el punto que no pudo seguir leyendo más allá...
A pesar de esta anécdota, la lectura ha expandido su intuición natural, la ha vuelto una observadora minuciosa de los "adentros" de las personas, incluso por fotografías... Entiende de gestos, de sonrisas, de miradas, del tono de una voz al teléfono...
Adelfa Casares, llora y rie con facilidad. No sabe muy bien si es cariñosa, pero le gusta dar abrazos, sentir que se ilumina su Ser.
Algunos, o quizás muchos quedan perplejos ante su espontaneidad mirando de reojo la libertad de su actitud cruda, rasa, sorprendidos o asombrados, risueños o disgustados comprobando su personalidad, o gesticulando un silencio hondo...
Algunos le han dicho que tiene un carácter de mierda. Si, así mismo. Pero ella no se enfada. No sabe si es verdad o no. Tal vez Adelfa, tiene ese carácter hecho de miedos, formado sin apenas ayuda para saber diferenciar los por qué si, y los por qué no, de la vida.
Es impaciente, también irónica, sobre todo cuando la gente utiliza artilugios verbales infames para escusarse con poca imaginación o para no decir la verdad con naturalidad...
Hay quien le ha preguntado qué es un artilugio verbal infame y ella puso como ejemplo, una frase que decía el protagonista de una novela -lo he matado, dispenseme-
Aquella palabra, adornando a la muerte, asi, sin más, por sorpresa, significaba para Adelfa la infamia total, hasta el punto que no pudo seguir leyendo más allá...
A pesar de esta anécdota, la lectura ha expandido su intuición natural, la ha vuelto una observadora minuciosa de los "adentros" de las personas, incluso por fotografías... Entiende de gestos, de sonrisas, de miradas, del tono de una voz al teléfono...
Adelfa Casares, llora y rie con facilidad. No sabe muy bien si es cariñosa, pero le gusta dar abrazos, sentir que se ilumina su Ser.
Algunos, o quizás muchos quedan perplejos ante su espontaneidad mirando de reojo la libertad de su actitud cruda, rasa, sorprendidos o asombrados, risueños o disgustados comprobando su personalidad, o gesticulando un silencio hondo...
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