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sábado, 30 de julio de 2011

SIEMPRE AMOR


Arsenia Armas siempre había deseado que alguien hiciera una descripción de su persona, de sus creencias, alguien que entendiera sus sentimientos, que supiera de sus gustos, que conociera el punto de partida de sus proyectos y la finalidad de sus anhelos, que resaltara su belleza, alguien que la animara a adornarse con esos caprichos merecidos que señalan con rotundidad el logro de ser mujer.
Arsenia salió de su casa un dia de invierno con un ramo de rosas rojas en sus manos, henchida de juventud para estrenarla con cada experiencia...
Arsenia Armas es una mujer inquieta, ya en el vientre, se movía tanto que su madre creyó que sería varón. De ella heredó su alegría sin fin y el brillo de los ojos como noches recién nacidas.
Su carácter es como el otoño y la primavera juntos, por eso casi todos están de acuerdo con ella y porque sabe guardar muy bien los secretos.
No le gusta hablar en público aunque es un poco gritona, ni tomar decisiones equivocadas... Sigue sosteniendo que las herramientas de su vida son el amor, la dedicación, la disciplina y otra vez el amor... siempre el amor, ese ímpetu desbordado aún con los favores de las circunstancias sobornados.
Arsenia Armas continua buscando en su espejo interior, allí donde palpita juventud, sueños por cumplir, metas por finalizar, caprichos por celebrar, experiencias sin estrenar, siempre con infinito amor...

sábado, 23 de julio de 2011

DECISIÓN


Cuando Remigia Andares, decidió hacer de su vida una continua nocturnidad, había cumplido 45 años.
Para su familia, fué una sorpresa agria, pero Remigia tenía una personalidad definida, un carácter picante y una voluntad sin demasiados vaivenes.
Siempre había madrugado, los amaneceres tenían que ver con su alegría de espíritu, con la energía que dan las primeras luces, pero ella quería oler el perfume alegre de la infamia de la noche, del que muchos hablaban como de un camino que no se podía eludir.
Remigia pretendía echar fuera las penúltimas rimas de su alma, bailar al son de las luces de colores y mojar su piel con ese líquido característico que tienen las noches, sin importar si es invierno o primavera.
Remigia Andares quería vivir muchas vidas en una sola noche, y si era necesario se cambiaría hasta el nombre para que nadie la acusara de irresponsable. Se proponía sentir hasta lo más hondo de su ser, buscaba emocionarse como nunca lo había hecho; ser cóndor o paloma... Vivir con abundancia la noche presente y las venideras...

domingo, 17 de julio de 2011

LA VUELTA

Juvenalia Amor, necesitaba volver a la ciudad en la que nació, así que una mañana despertó muy temprano y salió de casa sin apenas equipaje, solo la ansiedad por volver y algunos sobres de colores donde había guardado el dinero que tenía.
Le gustaba dedicar un color a cada asunto que tenía que ver con el "Don", don dinero.
En el rojo ponía la platita para pagar las deudas, Juvenalia le llamaba el color de la devolución.
En el sobre de la generosidad, el verde, guardaba para las ayudas.
En el azul-celeste, el color del infinito, ponía el dinero que otros le confiaban ella lo consideraba el de la honestidad, porque como le habían enseñado desde chica, al cielo iba todo lo bueno.
El amarillo lo llamaba el color del destino, porque en ese ponía el dinero que servía para adornar la despensa y se notaba lo bien que Juvenalia administraba la publicidad de la televisión y también porque era el color del oro.
En el sobre blanco, guardaba las conclusiones, es decir el ahorro, por eso lo había elegido blanco, el de la limpieza, sin mancha, y es que para muchas cosas Juvenalia Amor se dejaba llevar por las tradiciones, por esas cuestiones que nunca cambian.
Para hacer este viaje, ella necesitaba a "Don", asi que no se preocupó ni por la ropa, ni por los regalos.
Cuando llegó a la estación, un gran autobús amarillo y azul-morado, de esos que llevan en sus laterales publicidad medio engañosa, estaba ya preparado, listo para salir con Juvenalia como pasajera. El trayecto iba a ser largo, pero a ella siempre le gustaron esos viajes en los que el paisaje le sorprendía a cada instante.
La noche llegó cautelosa, el autobús avanzaba mas despacio, las luces del
primer pueblo se divisaban aún lejanas, Juvenalia bajó los párpados y suspiró hondamente. La vuelta a su ciudad le emocionaba de maneras diferentes, y hasta sentía rabia por no haberlo decidido antes.
En la madrugada despertó, midiendo a tientas el espacio de su butaca, miró por la ventana del autobús, las estrellas lucían como diamantes sin la intromisión del alumbrado artificial..., prefirió calcular la hora, era verano, pronto amanecería...
Al mediodía el sol conducía con fiereza sus rayos sobre la tierra desprotegida, formando espejos polvorientos.
La vuelta de Juvenalia Amor era ya realidad, verdad...

viernes, 8 de julio de 2011

EL SILENCIO



Cuando he buscado el silencio, me he preguntado cual es su color y he concluido que es amarillo, brillante, que deslumbra. Tiene la intensidad del amor primero. El silencio es como una sonrisa dibujada con los primeros recortes de la sorpresa.
En el amarillo está el blanco, el verde, el azul-celeste, el rosa dulzón, el rojo al que todos llaman pasión...
El amarillo tiene el poder de manifestación sincera, de firmeza, de personalidad definida como el silencio. Es como un niño, es como una mujer, es como un espejo nuevo lleno de propuestas.
El amarillo es el color de Dios, de la oración, el color del fruto de la vida.
El silencio es amarillo cuando desplega sus dotes de sabiduría, cuando el alma está en necesidad, es la oportunidad de ofrenda a Dios.
El amarillo y el silencio trascienden las esferas del entendimiento... El silencio es luz, es espacio total, es fuente viva, es fuego purificador, es un privilegio, es victoria.

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