Carola Cienfuegos ultimaba los detalles para un nuevo viaje mientras, pensaba, a mí ya no me acompaña nadie, me he convertido en la escucha de otros, entretanto bebo los restos de luz para sentirme viva y agradecida.
En realidad nunca nadie acompañó a Carola de la forma armoniosa, incondicional y profunda que ella siempre anheló; siempre con ese sentimiento de soledad en su alma mitigado por su buen humor, sus risas constantes, sus "mañana será otro día".
Seguía ordenando todo, le gustaba llegar casi a la perfección, sus pensamientos continuaban tan activos como siempre. Cada día respiro con ansias el nuevo aire esperando un gran premio a mi dedicación pero ¿no es acaso un premio vivir y hacer sentir vivos a los demás?
¿Cuándo esta elección se transformó en una decisión? -o ¿es al revés?-
Carola Cienfuegos verificó su documentación, a ver si con las prisas se le iba a olvidar algo.
¡Cuánta alegría! pensó, este viaje le proporcionaría muchas emociones.
Estoy lista para reír, para llorar, para protestar, para defender, para gritar. Estoy lista para seguir.
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