Hoy quisiera bañarme en agua bendita no para ser la mujer de la canción de Serrat sino para dejar de vomitar mis escalofríos, mis instintos primitivos. Para atrer la gracia y la alegría, el juego sin más; para desterrar los miedos y responder a los por qué y a los para qué...
Hoy quisiera bañarme en agua clara bendecida desde La Luz para alejar a los superfluos, a los sin tiempo, a los que solo atienden de oídas, a los que siempre reciben pero nunca están dispuestos a dar.
Yo no quiero presencias inmóviles ni lejanas ni cercanas. Yo quiero vida, extásis, elevación, encantamiento. Yo quiero el mítico rapto que da un baño de agua bendita.
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