Amalia Jericó entró en la sala más grande de la casa con aires de seguridad y una alegría ficticia, ensayada que conocían bien quienes sabían de sus secretos.
Miraba hacia uno y otro lado sonriendo, moviéndose nerviosa por la alfombra azul brillante que únicamente se pisaba en las grandes ocasiones, recreándose en la colección de cuadros surrealistas, que adornaban las paredes, se detuvo ante uno que se titulaba "FINAL FELIZ" y que a ella le atraía especialmente porque había maletas de cristal que en el interior tenían arcos iris entrelazados, botellas de miel y estrellas diluyéndose por las comisuras del lienzo aunque lo que más llamaba la atención de Amalia era esa mujer que se veía al fondo del cuadro sentada sobre el ala de un avión de madera.
Amalia Jericó es una mujer con ansias de ser amada, que se ilusiona hasta el infinito sin el más mínimo esfuerzo y sin que exista más argumento que el de su imaginación, ni otro personaje: sólo ella.
Aquella tarde había convocado a la reunión a sus amigos más cercanos, excluyendo a su familia porque según ella no la comprendían ni aceptaban su visión de la vida.
Todos esperaban el anuncio feliz que iba a hacer, Amalia movía sus ojos desesperadamente buscando al que le iba a acompañar a dar la noticia, no lo veía, no lo encontraba, no olía su perfume, ni percibía su porte gimnástico, mientras los invitados disfrutaban de la música y los cócteles.
Amalia se ponía nerviosa, bajaba los párpados como era habitual en ella cuando algo no le estaba saliendo bien, buscó su teléfono en el pequeño bolso para hacer llamadas investigadoras...de repente, lo vio, allí estaba, Gary como a ella le gustaba llamarle, caminó hacia él con pasos rápidos y cortos, lo agarró de la mano, y le miró a los ojos, algo no estaba funcionando según sus preparativos, entonces, ensayó otra sonrisa amplia insinuándole que hiciera lo mismo, Gary le puso levemente la mano en la cintura y se dirigió a los invitados para agradecerles su asistencia, besó a Amalia en la frente y desapareció...
Un caos de murmullos desfilaba hacia la salida.
Amalia Jericó esperó a quedarse completamente sola y muy despacio, con pasos cortos y pesados y fue a mirar otra vez el cuadro del "FINAL FELIZ" y vio que el piloto del avión de madera también había desaparecido.